Uno de ellos es el gato Murrún, un gato linyera que encuentra en la vereda un zapato donde meterse para ampararse del frío y de la lluvia, pero en él ya había otro ser vivo: una plantita con la cual entablan graciosos diálogos. y le cumple su mejor deseo que era desplazarse.
Murrún, cansado de vagabundear en soledad acepta la propuesta de la planta y juntos viajan en su cochezapato para conocer el mundo.
Felipito Tacatún, habita en el segundo cuento, se trata de un chico algo distraído y con muy mala memoria que en el momento de ir a regar las plantas se sorprenderá con episodios insólitos y que arrancarán una sonrisa al lector, como por ejemplo plantas borrachitas por haber sido regadas con vino.